jueves, 18 de agosto de 2016

"El hortelano del talento II": secuenciabilidad curricular

NOTA INICIAL: Este post es continuación de "Los dos hermanos o El hortelano del talento".

El sistema por objetivos constituye un evidente atentado al respeto a la diversidad, y cuanto más se planifican y secuencian los objetivos (formulados en términos de capacidades cognitivas, habilidades o talentos), más afectado queda ese respeto a ese ser único que es cada ser humano.

En la mayoría de los centros relacionados con el aprendizaje instrumental –aunque también lo he visto en muchos otros centros de educación general– se observa una práctica que, bien por inercia de lo que se ha hecho siempre, bien por hacer lo que otros hacen en otros segmentos de la educación, bien por falta de reflexión..., lleva a secuenciar por curso los objetivos curriculares en las programaciones didácticas de cada asignatura, es decir, pone plazo al cumplimiento anual de los objetivos que la normativa vigente establece para cumplir al final de cada tramo educativo.

Esto hace que las programaciones didácticas acumulen una cantidad ingente de objetivos –que, dicho sea de paso, no son objetivos, sino contenidos disfrazados de objetivos– y su cumplimiento sea algo más que una misión imposible.

Por otro lado tenemos en la misma programación didáctica la legítima y necesaria secuenciación de los contenidos de cada asignatura, que constituyen el conocimiento, los procedimientos, la praxis..., que va a permitir al alumno desarrollar precisamente esos objetivos que la legislación establece, pero al final de todo el proceso –en nuestro caso EBM(1) (después de 4 cursos) o EP(2) (después de 6 cursos)–.

En consecuencia, una atenta lectura a cualquier programación didáctica de cualquier asignatura o especialidad instrumental que no haya hecho esta reflexión, nos muestra una doble secuenciación de contenidos que complica exponencialmente el cumplimiento del documento hasta el punto de hacerlo inviable o irrealizable por mucho tesón que el docente ponga en su empeño de llevarlo a cabo.

¿Por qué utilizo el término "contenidos disfrazados de objetivos"?: porque hay una idea extendida entre gran parte del profesorado mediante la cual la característica relevante de un objetivo es su formulación gramatical, haciendo énfasis en el infinitivo inicial, por lo que un contenido como:
  • Estudio en profundidad de la digitación y su problemática. (Piano)
según esta práctica, y en esa manía de inventarse objetivos para poder secuenciarlos anualmente, se acaba convirtiendo en un objetivo sólo cambiando el sustantivo por un infinitivo, resultando el siguiente falso objetivo:
  • Estudiar en profundidad la digitación y su problemática
Por tal motivo, este tipo de programaciones didácticas no dejan de ser una incongruencia permanente por cuanto que presentan dos secuenciaciones paralelas, la correcta de los contenidos y la inapropiada de los objetivos ("contenidos disfrazados").

Un objetivo ha de tener algo más que un infinitivo al principio de su enunciado:
  1. Ha de estar vinculado al desarrollo de una capacidad de amplio esprectro, como puede ser la destreza interpretativa, la habilidad emocional-escénica o el talento autoformativo.
  2. Tiene que estar referido a la formación del alumnado. Hay objetivos, incluso diseñados por la propia administración, que incumplen este requisito, porque van dirigidos al profesorado y, en consecuencia, son realmente orientaciones metodológicas, como por ejemplo:
    • Fomentar la autocrítica y el "autoanálisis" a la hora de valorar un trabajo propio así como la objetividad al valorar un trabajo ajeno. (Composición)
  3. No deben entrar en el campo de la evaluación –que para eso están los criterios de evaluación–. En esto también la administración contribuye a la confusión, incluyendo entre sus objetivos verdaderos criterios de evaluación, como por ejemplo, aquéllos que inician su enunciado con "demostrar" o "valorar":
    • Demostrar un buen uso de los pedales y de la afinación.  (Arpa)
  4. Ha de ser alcanzable y proporcionado a cada nivel de enseñanza. Hay objetivos que dan pánico sólo leerlos –y no sólo al profesor–, pues al final de la enseñanza profesional, por ejemplo, el estudiante debe:
    • Dominar (¿¡!?) en su conjunto la técnica y las posibilidades sonoras y expresivas del instrumento... (Guitarra)
En consecuencia, y haciendo la correspondencia literaria al mundo de la huerta –como corresponde con el título del post–, esta secuenciación temporal de objetivos a la que me vengo refiriendo, sería como si por capricho del campesino, la recolección de manzanas (cuyo tiempo real de recolección es a final de octubre) tuviese que coincidir con la cosecha de ajos (cuyo tiempo real de cosecha es a final de junio), algo totalmente absurdo y que a ningún agricultor se le pasa por la imaginación.

Es obvio que los trabajadores del campo conocen a la perfección los ciclos de la naturaleza y cuándo se produce cada fase del crecimiento, pero no porque ellos lo hayan decidido, sino porque siguen las pautas que la naturaleza establece, y en ese conocimiento es donde aplican los "contenidos", es decir, todos los cuidados que requieren las plantas como riego, poda, abono... De nada sirve que nos esforcemos en planificar el crecimiento de una planta para recoger sus frutos en una determinada fecha, eso es cosa de la naturaleza, nosotros lo que podemos hacer es garantizar y optimizar ese crecimiento mediante los cuidados específicos que requiere de manera habitual, y minimizar los daños que surgen de manera inesperada como plagas, sequías, contaminación, distorsión del tiempo meteorológico...

En definitiva, y enlazando con la cabecera del post, hemos de comprender que el desarrollo de los objetivos establecidos por la administración educativa ya es de por sí una medida que encorseta el proceso de aprendizaje –aunque sea un planteamiento de mínimos– como para encorsetar aún más estableciendo objetivos para cada final de curso. Es evidente que hemos de tener una referencia en el proceso formativo de cada estudiante, pero esa es la función de los contenidos.

Dejemos que cada individuo se desarrolle según sus capacidades, ritmos de aprendizaje, nivel cognitivo, circunstancias familiares, sociales, personales..., bajo la atenta mirada del docente, y atendiendo a las necesidades que vaya manifestando en su caminar formativo –al igual que el hortelano proporciona a cada planta una atención diferenciada de las demás–, para que el resultado sea el mejor y más satisfactorio posible para cada estudiante al final de cada ciclo educativo.

JAC
______________________________________
(1) EBM: Enseñanza Básica Musical
(2) EP: Enseñanza Profesional

NOTA FINAL: Todos los ejemplos curriculares están extraídos de la Orden de 25 de octubre de 2007 por la que se desarrolla el currículo de las Enseñanzas Profesionales de Música en Andalucía.

Revisado y actualizado el 1 de febrero de 2022.

This work is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Unported License.

No hay comentarios:

Publicar un comentario